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Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha mirado al cielo buscando respuestas. Así nacieron los signos astrológicos, hace miles de años. Los antiguos observaban el movimiento de los astros, estableciendo una conexión entre su posición y el destino de las personas.
Los signos zodiacales tienen su origen en Babilonia, alrededor del 700 a.C. Los babilonios dividieron el cielo en 12 secciones, cada una asociada a una constelación. Estas divisiones coinciden con los ciclos del Sol y las estaciones, creando lo que hoy conocemos como el zodiaco occidental.
Cada signo del zodiaco está vinculado a elementos como el fuego, la tierra, el aire y el agua. Se cree que estos elementos influyen en las personalidades. Por ejemplo, los signos de fuego (Aries, Leo, Sagitario) suelen ser apasionados y energéticos. En cambio, los signos de agua (Cáncer, Escorpio, Piscis) son emocionales y profundos.
Se dice que los signos astrológicos determinan rasgos de personalidad. Las personas de Virgo suelen ser detallistas y perfeccionistas, mientras que los Géminis son curiosos y comunicativos. Estas características pueden influir en cómo nos relacionamos, incluso en el ámbito sexual.
Por ejemplo, un Aries es conocido por su impulsividad y pasión. En contraste, un Capricornio tiende a ser reservado pero sorprendentemente intenso en la intimidad. ¿Cómo no preguntarse si la astrología y el sexo están realmente conectados?
Aunque el zodiaco occidental es el más popular, otras culturas tienen sus propios sistemas astrológicos. Todos se basan en observar los astros, pero cada uno aporta una perspectiva única.
El zodiaco chino se basa en un ciclo de 12 años, cada uno representado por un animal. La rata, el dragón y el mono son algunos de los signos. Aquí, la personalidad se atribuye no solo al año de nacimiento, sino también a los elementos como el metal, la madera y el agua.
Por ejemplo, alguien nacido bajo el signo del tigre es valiente y competitivo. En el ámbito sexual, estas características se traducen en una conexión intensa y apasionada.
La astrología védica, originaria de la India, se centra en el karma y la espiritualidad. En lugar de 12 signos, utiliza 27 «nakshatras» o mansiones lunares. Se cree que la posición de la Luna influye más que el Sol, destacando la importancia de las emociones en las relaciones.
Los mayas desarrollaron un sistema astrológico único basado en el calendario Tzolk’in. Este calendario asigna un signo a cada día del año, creando una conexión más personalizada. La energía sexual, según los mayas, está profundamente ligada a la espiritualidad y la conexión con la naturaleza.
Laura, una escorpiana apasionada, siempre había sentido curiosidad por la astrología. Una noche, decidió contactar a alguien de una página de contactos liberales en Madrid. Al leer los perfiles, encontró a David, un Tauro. Según la astrología, Escorpio y Tauro son opuestos complementarios: una combinación explosiva.
Esa noche, Laura y David compartieron una cena donde la conexión fue instantánea. Descubrieron que sus personalidades se equilibraban perfectamente. La pasión y el entendimiento mutuo hicieron de esa velada una experiencia inolvidable. Para Laura, fue la prueba de que «astrología y sexo» van de la mano.
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